2 de noviembre — 21 de diciembre de 2024

Punto de fuga: 10 años de Móvil

Curaduría de Alejandra Aguado, Sylvie Fortin y Solana Molina Viamonte

La exhibición grupal Punto de fuga es una celebración y una promesa. También es un desafío. Al ocupar el luminoso espacio de exhibición de Móvil, una antigua fábrica de caucho, la muestra propone un archivo performático de los diez años de programación de la institución, un índice prospectivo de lo que podría venir y un manifiesto a la solidaridad. Es tanto una celebración de lo que se ha confabulado en Móvil desde su inauguración en 2014 como una afirmación colectiva del porvenir. Se trata de lo que ocurre cuando nos animamos a soñar y a actuar juntos, contra todo pronóstico.

Punto de fuga presenta obras nuevas y recientes de los veintiún artistas que le han dado forma al programa de Móvil en diálogo con su espacio y que han sido transformados por la experiencia: pinturas, dibujos, esculturas, instalaciones y performances, como también obras audiovisuales que brindan un rico prisma multisensorial del presente. El título de la muestra evoca el papel singular que juega Móvil como refugio para la experimentación artística y discursiva, un lugar que ofrece a los artistas tiempo, espacio y apoyo para arriesgarse. Asimismo, señala la contextualización crítica del proyecto de Móvil, arraigado en una vieja fábrica de Parque Patricios e insertado en una constelación de otros lugares: Móvil como un operador irrefrenable que se filtra y fluye, transformando la escena de manera sigilosa pero indiscutible. Punto de fuga condensa las fuerzas centrífuga y centrípeta que moldean una comunidad. Por último, esta exhibición va en contra de la resignación a la supuesta inevitabilidad de la reestructuración actual del mundo. Punto de fuga apuesta a que ya tenemos los códigos para hackear el salvajismo neofeudal del posneoliberalismo y el poder para derrocar el desmantelamiento de todo con elegancia y alegría.

—Sylvie Fortin

Traducción: Mariana Esnoz

ENG

Curated by Alejandra Aguado, Sylvie Fortin amd Solana Molina Viamonte

The group exhibition Punto de fuga (Lines of Flight) is a celebration and a promise. It’s also a dare. Occupying the light-filled exhibition space of Móvil, a former rubber factory, the exhibition proposes a performative archive of the institution’s decade of programming, a prospective index of what may come, and a manifesto to solidarity. It is as much a celebration of what conspired at Móvil since its inauguration in 2014 as it is a collective affirmation of things to come. It is about what happens when we dare to dream and act, together against all odds.

Punto de fuga hosts new and recent works by the 21 artists who have shaped Móvil’s site-responsive program and been transformed by the experience: paintings, drawings, sculptures, installations, and performances as well as lens-based and sound works that provide a rich multisensorial prism into the now. The title evokes the singular role played by Móvil as a refuge for artistic and discursive experimentation—a place granting artists time, space, and support to take risks. It also points to the critical situatedness of Móvil’s project, rooted in a disaffected factory in Parque Patricios and embedded in a constellation of elsewheres: Móvil as an uncontainable operator that leaks and flows, transforming its scene in stealthy yet undeniable ways. Punto de fuga condenses the centrifugal and centripetal forces that shape a community. Finally, Punto de fuga flies in the face of resignation to the purported inevitability of the current restructuring of the world. It wagers that we already have the codes to hack the neo-feudal savagery of post-neoliberalism, and the power to overthrow the dismantling of everything with grace and joy.

—Sylvie Fortin