9 de abril—11 de junio de 2016

Santiago De Paoli: Entre nosotros y el objeto

Combinando objetos encontrados, pinturas y esculturas de manufactura clásica, un tono metafísico y el interés en la representación gráfica del pensamiento, la exhibición Entre nosotros y el objeto de Santiago De Paoli nos ubica dentro de un mapa tan conceptual como surreal. Hecho de vínculos y de fragmentos, en él se hacen presentes mente y cuerpo. Variaciones de escala y de materialidades y la manera en que juegan los planos que conforman la sala -la muestra existe casi por completo al nivel de nuestros pies y elevar la vista implica casi siempre mirar o imaginar algo más allá, fuera del espacio concreto o de lo terrenal-, terminan de componer un paisaje que oscila entre la tensión y la serenidad, lo salvaje y lo romántico, cierto primitivismo y la sofisticación de lo poético, la vitalidad y la atadura al paso del tiempo y al deterioro.

La producción de objetos -incluida la de sus pinturas y la de sus textos- funciona para De Paoli como la posibilidad de aferrarse a pensamientos e imágenes fugaces que asocia de manera no ortodoxa y por ende provocan a la percepción y a la lógica. Por otro lado, implica un vínculo con elementos naturales y orgánicos, y un trabajo físico y manual que pone hincapié en el oficio. Estos aspectos vuelven al tiempo y a la transformación conceptos significativos en su práctica. Le otorgan también una cualidad pre-moderna que de manera indirecta se vuelve un cuestionamiento a la sociedad de consumo e industrial.

Detenidas en la permanencia de obras frágiles, austeras y de apariencia arcaica, esas imágenes que De Paoli captura y construye quedaron en la exhibición vinculadas por una especie de sistema nervioso de bifurcaciones y terminaciones que enfatiza el interés del artista en la asociación libre y el pensamiento no lineal. Varias de las piezas traen a la sala el clima del vanitas y del bodegón: sus referencias a lo doméstico e íntimo, al paisaje, el arte, el cuerpo, lo natural, a la relación del hombre con su entorno, con lo que lo nutre, lo apresa o lo transforma, se vuelven imagen de lo fugaz, de la belleza, del placer, del paso del tiempo, del dolor, de la ausencia. Completan el panorama obras que dislocan nociones de tiempo y espacio, vinculan contundentemente este imaginario con el aquí y ahora y evocan la posibilidad de la evasión, de un infinito, de un tiempo interno y circular. A partir de esta unión entre lo concreto y lo que puede suceder en un plano mental, entre el hacer y el pensar, De Paoli va apagando en el espectador el pensamiento racional y preciso -el sentido común-, para sumergirlo en una cosmogonía que hace hincapié en el pensamiento desde lo paradójico, desde la intuición y desde la sensibilidad.

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Fotos: Bruno Dubner.